miércoles, 21 de mayo de 2008

"EL ASOMBROSO VIAJE DE POMPONIO FLATO" Eduardo Mendoza

Mis averiguaciones me habían llevado, desde el Ponto Euxino al territorio que, partiendo de Trapezunte, se extiende al sur de la Cilicia, a un lugar donde existe una extraña corriente de agua oscura y profunda, que al ser bebida por el ganado vuelve las vacas blancas y las ovejas negras. Después de un día de viaje a caballo llegué solo al lugar por donde discurren esta agua, me apeé y me apresuré a beber dos vasos, ya que el primero no parecía surtir ningún efecto. Al cabo de un rato se me enturbia la vista, el corazón me late con fuerza y mi cuerpo aumenta groseramente de tamaño a consecuencia de haberse interceptado los conductos internos. En vista de este resultado, emprendo el camino de regreso con gran dificultad, porque me resulta casi imposible mantenerme sobre el caballo y más aún orientarme por el sol, al que veo desplazarse de un extremo a otro del horizonte de un modo caprichoso.

Llevaba un rato así cuando oí una poderosa detonación procedente de mi propio organismo y salí disparado de mi cabalgadura con tal violencia que fui a caer a unos veinte pasos del animal, el cual, presa de espanto, partió al galope dejándome maltrecho e inconsciente.

Editorial Seix Barral, 2008 Pág. 8

COMENTARIO:
Eduardo Mendoza nos lleva en su última novela hasta la Galilea de los tiempos de Herodes Antipas y Augusto.
Pomponio Flato, ciudadano romano, fisiólogo de profesión y filósofo por inclinación, como él mismo se defina, lleva dos años buscando un arroyo cuyas aguas proporcionan la sabiduría a quien las bebe.

En la ciudad de Nazaret, donde se encuentra, han asesinado al rico Epulón y el acusado es el carpintero José, esposo de María y padre de Jesús. El Sanedrín le ha condenado a muerte y la sentencia se cumplirá al crepúsculo. Y Pomponio que, aunque pertenece al patriciado, se encuentra en la más absoluta miseria, maltrecho y aquejado de aerofagia y meteorismo crónicos, ocasionado sin duda por haber probado todas las aguas que encontraba en su camino, se convierte en un auténtico Sherlock Colmes contratado por el niño Jesús. Éste le ofrece 20 denarios de recompensa si demuestra la inocencia de su padre y encuentra al verdadero culpable. El chiquillo no duda en ofrecerse como ayudante (el perfecto Watson) en la difícil tarea.
Comienzan los interrogatorios y la búsqueda de pistas, encontrando pronto confidentes como Filipo, el criado griego, o el indigente, contrahecho y avariento Lázaro.
Los lectores fieles de Eduardo Mendoza sabemos que la trama detectivesca original e irónica es su género más característico. Recordemos al detective de El misterio de la cripta embrujada, qu
e es el narrador de la novela, al igual que hace Pomponio en este último libro, en forma de carta a su amigo Fabio. El laberinto de las aceitunas sitúa nuevamente en el centro de una espiral de intriga al detective en un manicomio.
La aventura del tocador de señoras cuenta con el mismo protagonista convertido esta vez en peluquero ocasional, buscavidas incondicional y víctima de un engaño que le obliga a investigar un asesinato para salvar su propio pellejo.
Pero volvamos con Pomponio Flato, que no tiene tarea fácil. Gracias a su habilidad oratoria, los milagros, la diosa Fortuna, los instintos proféticos del niño Jesús y otras circunstancias que no desvelaré, el enigma, que parecía insoluble, termina por aclararse. El libro surge sin surgir, como nos cuenta Mendoza. En unas vacaciones sin nada que hacer, aprovechando la moda de las novelas thriller y sus lecturas de aficionado de la Biblia (confiesa que es el único libro que relee permanentemente), de los clásicos y de Historia Antigua.
De algo le serviría también el haber trabajado como abogado en el caso de la Barcelona Traction (expropiación de empresas eléctricas), pues aunque nunca descubrió la conspiración que buscaba, sí encontró un recurso literario en la forma de ir datando un suceso a base de mínimos detalles marginales.
Dice el autor que es una parodia en la que no pretende ofender a nadie. Broma honesta y afectuosa. Una osadía humorística. Yo creo que ha mezclado historia y ficción con habilidad, ingenio, ironía y mucho humor, resultando un libro excéntrico y de gran divertimento a la vez que didáctico. Y para que no falte de nada hay hasta una operación inmobiliaria, la recalificación de un solar anejo al templo. Como verán no tiene desperdicio. El disfrute está garantizado.
(J. LL. 2008)


“Podría haber un libro que cambiara tu vida, pero lo que realmente te cambia la vida es ser lector, alimentarse de las ideas, las imágenes, los acontecimientos que nos han ido transmitiendo”.