
La vivienda y la alfarería fueron construidas en este amplio terreno, probablemente una antigua era, o en un ejido, en cuyo centro el abuelo alfarero de Cipriano Algor, que también usara el mismo nombre, decidió en un día remoto del que no quedó registro ni memoria, plantar el moral. El horno, un poco apartado, ya era obra modernizadora del padre de Cipriano Algor, a quien también le fue dado idéntico nombre, y sustituía a otro horno, viejísimo, por no decir arcaico, que, visto desde fuera, tenía la forma de dos troncos cónicos sobrepuestos, el de encima más pequeño que el de abajo, y de cuyos orígenes tampoco quedó memoria. Sobre sus vetustos cimientos se construyó el horno actual, este que coció la carga de la que el Centro sólo quiso recibir la mitad,...
Edit. Alfaguara, 2003, pág. 32
COMENTARIO:
Al igual que en Ensayo sobre la ceguera, Saramago trata y denuncia en La Caverna el aprovechamiento y la manipulación inmoral que ejercen unos seres humanos sobre otros. En La Caverna el desarrollo narrativo intenta desvelar el comportamiento de quienes de un modo miserable, amparándose en las grandes multinacionales, en la libertad de mercado, en el capitalismo que sólo considera útil aquello a lo que se puede extraer un rendimiento, pisotean la dignidad de los más indefensos. A la sociedad de consumo qué le importa el individuo; qué le importa el trabajo sosegado, la destreza artesanal o el objeto acabado con amor, si sólo le vale el enriquecimiento vertiginoso vendiendo aquello que se produce en serie y mecánicamente; qué le importa todo esto si su lema es : obtener el mayor beneficio con el menor coste. Ellos siempre tratan de confundirnos y de anular nuestra voluntad. Y, visto lo visto, lo consiguen. Nos manipulan nuestros deseos, nuestra forma de vida. Propician que renunciemos a las pequeñas cosas, aquéllas que son la esencia d

En la novela de Saramago sus personajes resuelven defenderse y recuperar su dignidad. (S.H.-2007)