Edit. Punto de lectura, 2007, pág. 68
COMENTARIO:
En la obra Nieve, a Orhan Pamuk no se le puede aplicar el refrán castellano "hay que saber nadar y guardar la ropa". En una entrevista concedida al diario El País (Babelia) el 24 de septiembre de 2005, reconocía que no había dejado contento a nadie: "tanto los lectores laicos, como los islámicos se sintieron ofendidos de alguna forma...Los laicos pensaron que se mostraba comprensión hacia los políticos islámicos retratados en el libro como si fueran víctimas del Ejército turco. Y los políticos islámicos pensaron que me estaba riendo un poco de ellos por sus ideas, su brutalidad, su confusión y su miseria".
Nieve es una novela eminentemente política que muestra de una manera diáfana la sociedad turca, sus costumbres, su división religiosa, sus enfrentamientos y las preocupaciones de sus gentes.
En Turquía se han distinguido dos corrientes religiosas: la laicista, apoyada por el ejército y los sectores más progresistas, y la islámica, más tradicional, con sus seguidores dentro del sector más popular. Las dos están recogidas en esta obra apareciendo continuamente en la trama.
El personaje principal de la obra y, además, su hilo conductor es Ka, un poeta turco que se vio obligado a exiliarse en Alemania. Regresa a Kars, su ciudad natal, situada en el norte de Turquía, para cubrir como periodista del diario La República de Estambul dos noticias de gran relevancia: la celebración de elecciones municipales y el suicidio de jóvenes mujeres islamistas que han preferido morir antes que quitarse el velo que les cubre la cabeza (llevado por razones religiosas), al recomendar el gobierno no asistir con él a las clases.
Ka, debido a sus años de estancia obligada en el extranjero, representa el hombre culto, el intelectual, la persona que ha asumido el modo de vida europeo occidental y que defiende el laicismo para su país. Él mismo se considera ateo. Un ateo al que hacen dudar de su condición religiosa muchos de los personajes islámicos militantes con los que entra en contacto durante su estancia en Kars.
La corrupción, las diferentes facciones de poder (algunas de ellas auténticamente mafiosas), el miedo a vivir y el miedo a la facilidad con la que se puede perder la vida, la pobreza, la pasividad de muchos de sus hombres y mujeres, la autoridad incuestionable de padres y maridos, el sometimiento familiar..., son tratados con verdadero detalle, trasladando al lector la atmósfera social e individual en la que se desenvuelven los ciudadanos.
Y en medio de los acontecimientos que se relatan, en un ambiente tan pútrido, se desarrolla una historia de amor protagonizada por el propio Ka e Ipek, una bella mujer que encandila al poeta y que da lugar a un meteórico enamoramiento vivido durante los tres días en que se desarrolla la obra. Ipek se encuentra, por carácter y educación, más cerca del grupo social empeñado en sacar a Turquía del atraso económico y de los lastres religiosos.
Nieve es una novela de contrapesos. Al terminar la última página nos encontramos con una obra que queda completamente compensada y equilibrada. El autor no se decanta por nadie. Él mismo lo ha dicho: "este libro no pretende solucionar los problemas de Turquía; de lo que se trata en este libro es de comprender a la gente que ha quedado totalmente atrapada por estos problemas de laicismo, islamismo político, modernidad, tradición, amor a la familia y la imposición de una manera de pensar, vestir, hacer..."
La nieve, como agente meteorológico, es un elemento esencial en la obra. Sobre ella se soporta desde el inicio el argumento, e incluso el trabajo poético de Ka está sustentado en ella. Pero, a mi parecer, anotaremos en el debe de Pamuk la falta de credibilidad de Ka como poeta. De los poemas que escribe en esos tres días el autor se encarga de que conozcamos el título de cada uno (incluso al final del libro crea un índice), pero sorprende que, no mostrando al lector ni uno sólo de los poemas escritos, sí nos convenza de su facilidad para escribir de carrerilla treinta o cuarenta versos en record olímpico. Sin embargo, cualquier poeta ha expresado innumerables veces la dificultad que entraña parir un poema, un verso, una palabra. La poesía necesita pensamiento, elaboración y decantación, lo más alejado de la velocidad a la que escribe Ka. Para muestra un botón:
- pág. 155 "En ese momento, mientras nadie le prestaba atención, a Ka se le vino un poema. Llevaba consigo el cuaderno y, con la experiencia que le había proporcionado el primer poema, le prestó toda su atención a la voz que se elevaba en su interior y ahora pudo escribir de un solo golpe los treinta y seis versos sin que se le escapara ni uno".
(S.H., 2008)